jueves, 9 de abril de 2009
XIII - CÓMO TRATAR CON LOS MORMONES
Como tratar con los mormones
Al discurrir sobre COMO TRATAR CON LOS MORMONES ni siquiera pretendemos dar un
conjunto de reglas rígidas por las que debamos guiarnos al hacer contacto con ellos. Cada persona
es diferente, física, mental y emocionalmente, con diversos grados de conocimientos y diversidad
de experiencias. Las situaciones todas difieren también. Aspiramos sólo a dar sugerencias de orden
general. El lector habrá de modificar estas sugerencias traduciéndolas a su propia experiencia y
modificándolas dentro de los parámetros de su propio temperamento y personalidad. Deberá
depender enteramente del bendito Espíritu Santo para que lo dote de tacto y sabiduría santificados
que resulte en irradiación de luz pura para los SUD. Tacto santificado dije y no tacto extremo que
nunca hace contacto.
En primer lugar, recuerde, que el mormón es un pecador perdido y necesitado del Salvador. Añada
a esto el atenuante de que se ha extraviado de la verdad y yace bajo el peso opresor del espíritu de
error que lo ha poseído. Este es un género que no sale sino con mucha oración y ayuno. Como
cristianos, usted y yo tenemos responsabilidad de amarlos con la clase de amor que no es común a
nuestra naturaleza y de orar intensamente por la salvación de sus almas. Tratar de ganarlos para
Cristo puede resultar una obra de paciencia que necesite años antes de que cuaje los frutos
deseados. Pero. . . no rehuya a "los misioneros" cuando toquen a su puerta. ¡Al contrario!
¡Salúdelos con una sonrisa sincera! Sea amable, cortés, y entable con ellos un dialogo cordial,
amistoso, libre de nombrismos y de ataques personales. Prepárese bien de antemano para la
oportunidad que le brindan de hacerles una clara presentación del plan de la salvación. Explíqueles
con sinceridad cómo el evangelio lo ha cambiado a usted. No se altere; no alce la voz; adiéstrese de
antemano para exponer con firmeza, aunque con sensibilidad y amor cristiano, el error mormón.
Exponga el error sin atacar al errado; refute el mormonismo sin atacar al mormón.
Ya lo hemos dicho. Para exponer cualquier error hay que saber dos cosas:
1) Cuál es la verdad y
2) En qué consiste el error.
He aquí algunos asuntos en que usted debe estar bien claro:
1. La Biblia como revelación acabada al completarse el canon del Nuevo Testamento. Los
mormones creen en revelaciones posteriores tal y como el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios,
La Perla De Gran Precio y la opinión de los "profetas vivientes". Esté seguro que usted puede
articular bien su creencia en la Biblia como revelación final. Nuestro tercer aparte contiene ideas
preliminares a este respecto así como el once; todo en forma embrionaria. En el limitado espacio de
que disponemos no ha sido posible extendernos como hubiéramos querido. Al hablar con los
mormones cite usted la Biblia profusamente. Ningún poder se sostiene frente a su verdad. Ningún
sofisma puede quedar de pie ante la arrolladora sabiduría del libro de Dios. A la Biblia no hay que
defenderla; sólo con difundirla basta.
2. Familiarícese bien con las Escrituras que establecen las doctrinas de la unidad de Dios, la
transcendencia de Dios, la inmutabilidad de Dios. En el transcurso de este trabajo, hemos tratado
sobre ello aunque de manera elemental (repase el aparte IV). Profundice usted su conocimiento de
estas doctrinas. Los mormones creen en varios dioses. Su dios principal fue un hombre que
evolucionó hasta alcanzar deidad.
3. Estudie bien lo que la Biblia enseña acerca de Jesucristo, su humanidad, su deidad y la toda
suficiencia de su sangre para salvarnos. Los mormones no creen que la sangre de Cristo baste para
la salvación. (Repase los apartes V y VI)
4. Empápese de lo que los escritores evangélicos están diciendo sobre el mormonismo. Asesórese
con los líderes de su iglesia sobre la abundante literatura existente, especialmente con aquellos que
posean biblioteca. La bibliografía sobre los SUD es abundante y adecuada. Haga una visita a la
librería evangélica más cercana y pídales que le muestren material sobre los SUD. Recomenda-mos
el libro LOS FABRICANTES DE DIOSES por Ed Decker y David Hunt, EL MORMONISMO por
Hoekema, LOS MORMONES, SUS DOCTRINAS. . . SUS ERRORES por Floyd McElveen, EL
MORMONISMO REFUTADO por Jacobson, GUIA PARA EL OBRERO CRISTIANO por
Adolfo Robleto, PLAGIOS DE LA RELIGION CRISTIANA por Van Baalen, para sólo mencionar
algunas de las muchas obras existentes. En la medida de sus posibilidades adquiera algunos de estos
libros y forme un grupo de estudio en su congregación. Adiéstrese usted y adiestre al resto de los
creyentes de su iglesia para evangelizar frontalmente a los mormones. No los considere
"misioneros" como ellos gustan llamarse, sino considérelos un campo misionero al cual ir a
trabajar. Anime a otros cristianos a evangelizar a los mormones. Es un grupo en tinieblas y es
responsabilidad nuestra iluminarlos. Hemos de evangelizarlos como a cualquier otro perdido.
Reafirmamos que todo creyente evangélico debe ver, analizar, ponderar, discutir en grupo, la
videocinta LOS CREADORES DE DIOSES. De ser posible, adquiera una copia de este video para
tenerla a mano cuando los SUD toquen a su puerta. Invítelos cortésmente a verla y a comentarla con
usted. Sugiérale a los líderes juveniles, de caballeros y de damas de su iglesia, que proyecten esta
videocinta en sus respectivos departamentos. Es menester crear conciencia en la totalidad de la
iglesia. Todos los miembros y asistentes a su iglesia deben ver y analizar esta proyección.
Es importante que usted conozca los puntos salientes de las erradas creencias del mormonismo. No
para condenarlos, ni para pontificar sobre ellos, ni para demostrar cuánto usted sabe, o cuán
preparado está para discutir, sino para que el mormón perciba a través de su conversación cándida
con él que usted conoce lo que él cree, y a pesar de ello usted cree diferente. Un ex-misionero
mormón me contó lo mucho que le impactó el conocimiento sobre el mormonismo que cierto
cristiano tenía. Encontró a este creyente evangélico mientas hacía visitas con intención de
mormonizar la gente de cierto barrio. El toma y daca con este instruído, pero paciente y amoroso
hermano, ejerció una poderosa influencia en la posterior conversión de este ex propagandista del
error mor- món. Asegúrese usted, pues, de basar sus creencias, sus convicciones y sus
conversaciones en "así dice el Señor", en así "dice la Biblia", y no en opiniones humanas. Al hablar,
transpire amor y preocupación por el alma de ellos, guárdese de dar la impresión de ser un gallo de
pelea.
5. Los "misioneros" y 'élderes' mormones tienen unos cuantos puntos bien memorizados. No deje
que se los rastrillen todos como si se tratara de un ametrallamiento. No deje que dominen la
conversación. Recuérdeles que en un trayecto todo tren tiene sus paradas y que por eso usted quiere
que se detengan durante el curso de la conversación. Si usted los para, si les impide rastrillarle su
letanía, muy posiblemente el tren se les descarrilará. Con toda cortesía diga: "con permiso, necesito
que me aclare este punto". "¿En qué parte de la Biblia dijo usted que eso se encuentra?, este, mire
aquí hay una Biblia, vamos a buscar ese versículo que usted cita".
Cada vez que "los santos" le citen la Biblia, felicítelos, pero cortésmente demande que busquen y
lean esa cita directamente en la Biblia. Cuando accedan, pídales que lean los dos o tres versículos
anteriores y los dos o tres versículos que siguen. Usted debe asegurarse que el contexto de lo que le
están citando cuadra con la idea que ellos tienen sobre lo que enseña el versículo en particular que
le han citado. A menudo el contexto enseña precisamente lo contrario de lo que ellos tratan de
venderle. Compruebe usted, vez tras vez, si la Biblia dice en realidad lo que ellos dicen que dice.
Así es, haga preguntas a menudo, pídales que le expliquen a la luz de la Biblia cada cosa que digan.
Ellos dicen que creen en la Biblia, entonces deben mostrarle con la Biblia lo que creen. Por
ejemplo, cuando digan que creen en la Trinidad, pídales que definan esta creencia. Adiéstrese usted
en cómo mostrar en el Antiguo y Nuevo Testamento esta doctrina. Los mormones suelen usar la
palabra Trinidad pero en realidad lo que creen es que Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo son tres
dioses distintos. Esto no es creer en la Trinidad. (Repase el aparte II). Dígales que describan con
precisión lo que creen acerca de Dios. Se asombrará de lo que le dicen. Cuestiónelos acerca del
nacimiento virgíneo de Jesucristo, de su santidad, de su obra sobre la cruz, de su sangre que limpia
de todo pecado. No les pregunte si creen en la Biblia sino qué es lo que creen de la Biblia.
6. No los deje ir sin que usted les dé su testimonio. Explí- queles con claridad cómo conoció usted a
Jesucristo; cómo El lo encontró en el lodo y lo puso sobre la roca de la salvación. Hábleles del
cambio radical que Cristo ha hecho en su vida y de la paz, el gozo, el sentido de seguridad y de dirección
que le ha traído. Esto es algo contra lo cual nadie puede argüir.
7. Asegúrese de que usted entiende y puede explicar con destreza la salvación por la fe (punto) sin
la necesidad de las obras. En el mormonismo la salvación es por obras humanas entre las cuales está
el bautismo. Estudie por qué el bautismo es simbólico y no sacramental, y su significado como
testimonio externo de la realidad interna de la salvación. Repase el aparte VIII sobre el bautismo
por los muertos.
8. Asegúrese de que, Biblia en mano, puede presentarles el sencillo plan de la salvación. Vea que
contenga a lo menos estos cinco puntos:
(1) El hombre es pecador (Romanos 3:23)
(2) Merece el castigo por el pecado (Romanos 6:23)
(3) El castigo pagado por Cristo (Romanos 5:8)
(4) La salvación es un don gratuito (Efesios 2:8-9)
(5) La salvación debe recibirse (Juan 1:12)
Al discurrir sobre COMO TRATAR CON LOS MORMONES ni siquiera pretendemos dar un
conjunto de reglas rígidas por las que debamos guiarnos al hacer contacto con ellos. Cada persona
es diferente, física, mental y emocionalmente, con diversos grados de conocimientos y diversidad
de experiencias. Las situaciones todas difieren también. Aspiramos sólo a dar sugerencias de orden
general. El lector habrá de modificar estas sugerencias traduciéndolas a su propia experiencia y
modificándolas dentro de los parámetros de su propio temperamento y personalidad. Deberá
depender enteramente del bendito Espíritu Santo para que lo dote de tacto y sabiduría santificados
que resulte en irradiación de luz pura para los SUD. Tacto santificado dije y no tacto extremo que
nunca hace contacto.
En primer lugar, recuerde, que el mormón es un pecador perdido y necesitado del Salvador. Añada
a esto el atenuante de que se ha extraviado de la verdad y yace bajo el peso opresor del espíritu de
error que lo ha poseído. Este es un género que no sale sino con mucha oración y ayuno. Como
cristianos, usted y yo tenemos responsabilidad de amarlos con la clase de amor que no es común a
nuestra naturaleza y de orar intensamente por la salvación de sus almas. Tratar de ganarlos para
Cristo puede resultar una obra de paciencia que necesite años antes de que cuaje los frutos
deseados. Pero. . . no rehuya a "los misioneros" cuando toquen a su puerta. ¡Al contrario!
¡Salúdelos con una sonrisa sincera! Sea amable, cortés, y entable con ellos un dialogo cordial,
amistoso, libre de nombrismos y de ataques personales. Prepárese bien de antemano para la
oportunidad que le brindan de hacerles una clara presentación del plan de la salvación. Explíqueles
con sinceridad cómo el evangelio lo ha cambiado a usted. No se altere; no alce la voz; adiéstrese de
antemano para exponer con firmeza, aunque con sensibilidad y amor cristiano, el error mormón.
Exponga el error sin atacar al errado; refute el mormonismo sin atacar al mormón.
Ya lo hemos dicho. Para exponer cualquier error hay que saber dos cosas:
1) Cuál es la verdad y
2) En qué consiste el error.
He aquí algunos asuntos en que usted debe estar bien claro:
1. La Biblia como revelación acabada al completarse el canon del Nuevo Testamento. Los
mormones creen en revelaciones posteriores tal y como el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios,
La Perla De Gran Precio y la opinión de los "profetas vivientes". Esté seguro que usted puede
articular bien su creencia en la Biblia como revelación final. Nuestro tercer aparte contiene ideas
preliminares a este respecto así como el once; todo en forma embrionaria. En el limitado espacio de
que disponemos no ha sido posible extendernos como hubiéramos querido. Al hablar con los
mormones cite usted la Biblia profusamente. Ningún poder se sostiene frente a su verdad. Ningún
sofisma puede quedar de pie ante la arrolladora sabiduría del libro de Dios. A la Biblia no hay que
defenderla; sólo con difundirla basta.
2. Familiarícese bien con las Escrituras que establecen las doctrinas de la unidad de Dios, la
transcendencia de Dios, la inmutabilidad de Dios. En el transcurso de este trabajo, hemos tratado
sobre ello aunque de manera elemental (repase el aparte IV). Profundice usted su conocimiento de
estas doctrinas. Los mormones creen en varios dioses. Su dios principal fue un hombre que
evolucionó hasta alcanzar deidad.
3. Estudie bien lo que la Biblia enseña acerca de Jesucristo, su humanidad, su deidad y la toda
suficiencia de su sangre para salvarnos. Los mormones no creen que la sangre de Cristo baste para
la salvación. (Repase los apartes V y VI)
4. Empápese de lo que los escritores evangélicos están diciendo sobre el mormonismo. Asesórese
con los líderes de su iglesia sobre la abundante literatura existente, especialmente con aquellos que
posean biblioteca. La bibliografía sobre los SUD es abundante y adecuada. Haga una visita a la
librería evangélica más cercana y pídales que le muestren material sobre los SUD. Recomenda-mos
el libro LOS FABRICANTES DE DIOSES por Ed Decker y David Hunt, EL MORMONISMO por
Hoekema, LOS MORMONES, SUS DOCTRINAS. . . SUS ERRORES por Floyd McElveen, EL
MORMONISMO REFUTADO por Jacobson, GUIA PARA EL OBRERO CRISTIANO por
Adolfo Robleto, PLAGIOS DE LA RELIGION CRISTIANA por Van Baalen, para sólo mencionar
algunas de las muchas obras existentes. En la medida de sus posibilidades adquiera algunos de estos
libros y forme un grupo de estudio en su congregación. Adiéstrese usted y adiestre al resto de los
creyentes de su iglesia para evangelizar frontalmente a los mormones. No los considere
"misioneros" como ellos gustan llamarse, sino considérelos un campo misionero al cual ir a
trabajar. Anime a otros cristianos a evangelizar a los mormones. Es un grupo en tinieblas y es
responsabilidad nuestra iluminarlos. Hemos de evangelizarlos como a cualquier otro perdido.
Reafirmamos que todo creyente evangélico debe ver, analizar, ponderar, discutir en grupo, la
videocinta LOS CREADORES DE DIOSES. De ser posible, adquiera una copia de este video para
tenerla a mano cuando los SUD toquen a su puerta. Invítelos cortésmente a verla y a comentarla con
usted. Sugiérale a los líderes juveniles, de caballeros y de damas de su iglesia, que proyecten esta
videocinta en sus respectivos departamentos. Es menester crear conciencia en la totalidad de la
iglesia. Todos los miembros y asistentes a su iglesia deben ver y analizar esta proyección.
Es importante que usted conozca los puntos salientes de las erradas creencias del mormonismo. No
para condenarlos, ni para pontificar sobre ellos, ni para demostrar cuánto usted sabe, o cuán
preparado está para discutir, sino para que el mormón perciba a través de su conversación cándida
con él que usted conoce lo que él cree, y a pesar de ello usted cree diferente. Un ex-misionero
mormón me contó lo mucho que le impactó el conocimiento sobre el mormonismo que cierto
cristiano tenía. Encontró a este creyente evangélico mientas hacía visitas con intención de
mormonizar la gente de cierto barrio. El toma y daca con este instruído, pero paciente y amoroso
hermano, ejerció una poderosa influencia en la posterior conversión de este ex propagandista del
error mor- món. Asegúrese usted, pues, de basar sus creencias, sus convicciones y sus
conversaciones en "así dice el Señor", en así "dice la Biblia", y no en opiniones humanas. Al hablar,
transpire amor y preocupación por el alma de ellos, guárdese de dar la impresión de ser un gallo de
pelea.
5. Los "misioneros" y 'élderes' mormones tienen unos cuantos puntos bien memorizados. No deje
que se los rastrillen todos como si se tratara de un ametrallamiento. No deje que dominen la
conversación. Recuérdeles que en un trayecto todo tren tiene sus paradas y que por eso usted quiere
que se detengan durante el curso de la conversación. Si usted los para, si les impide rastrillarle su
letanía, muy posiblemente el tren se les descarrilará. Con toda cortesía diga: "con permiso, necesito
que me aclare este punto". "¿En qué parte de la Biblia dijo usted que eso se encuentra?, este, mire
aquí hay una Biblia, vamos a buscar ese versículo que usted cita".
Cada vez que "los santos" le citen la Biblia, felicítelos, pero cortésmente demande que busquen y
lean esa cita directamente en la Biblia. Cuando accedan, pídales que lean los dos o tres versículos
anteriores y los dos o tres versículos que siguen. Usted debe asegurarse que el contexto de lo que le
están citando cuadra con la idea que ellos tienen sobre lo que enseña el versículo en particular que
le han citado. A menudo el contexto enseña precisamente lo contrario de lo que ellos tratan de
venderle. Compruebe usted, vez tras vez, si la Biblia dice en realidad lo que ellos dicen que dice.
Así es, haga preguntas a menudo, pídales que le expliquen a la luz de la Biblia cada cosa que digan.
Ellos dicen que creen en la Biblia, entonces deben mostrarle con la Biblia lo que creen. Por
ejemplo, cuando digan que creen en la Trinidad, pídales que definan esta creencia. Adiéstrese usted
en cómo mostrar en el Antiguo y Nuevo Testamento esta doctrina. Los mormones suelen usar la
palabra Trinidad pero en realidad lo que creen es que Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo son tres
dioses distintos. Esto no es creer en la Trinidad. (Repase el aparte II). Dígales que describan con
precisión lo que creen acerca de Dios. Se asombrará de lo que le dicen. Cuestiónelos acerca del
nacimiento virgíneo de Jesucristo, de su santidad, de su obra sobre la cruz, de su sangre que limpia
de todo pecado. No les pregunte si creen en la Biblia sino qué es lo que creen de la Biblia.
6. No los deje ir sin que usted les dé su testimonio. Explí- queles con claridad cómo conoció usted a
Jesucristo; cómo El lo encontró en el lodo y lo puso sobre la roca de la salvación. Hábleles del
cambio radical que Cristo ha hecho en su vida y de la paz, el gozo, el sentido de seguridad y de dirección
que le ha traído. Esto es algo contra lo cual nadie puede argüir.
7. Asegúrese de que usted entiende y puede explicar con destreza la salvación por la fe (punto) sin
la necesidad de las obras. En el mormonismo la salvación es por obras humanas entre las cuales está
el bautismo. Estudie por qué el bautismo es simbólico y no sacramental, y su significado como
testimonio externo de la realidad interna de la salvación. Repase el aparte VIII sobre el bautismo
por los muertos.
8. Asegúrese de que, Biblia en mano, puede presentarles el sencillo plan de la salvación. Vea que
contenga a lo menos estos cinco puntos:
(1) El hombre es pecador (Romanos 3:23)
(2) Merece el castigo por el pecado (Romanos 6:23)
(3) El castigo pagado por Cristo (Romanos 5:8)
(4) La salvación es un don gratuito (Efesios 2:8-9)
(5) La salvación debe recibirse (Juan 1:12)
APÉNDICE A
Apéndice A:
Afirmación de fe
Creemos que las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) son inspiradas por Dios y
están exentas de error en sus documentos originales (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21).
Creemos que revelan adecuadamente la mente de Dios y su voluntad para con el hombre (Salmos
119:130).
Creemos que son la guía infalible y todo suficiente para que el hombre entienda y encuentre el
camino de la salvación (Salmos 119:105; 2:Timoteo 3:15), y para que aprenda a adorar a Dios
correctamente (Juan 4:22-24), y a vivir en amor en este mundo (Efesios 5:1-2) desplegando una
conducta piadosa (Tito 2:11-12).
Creemos en un solo Dios verdadero, infinitamente perfecto, creador de todo lo existente. Nuestro
Dios tiene existencia propia y se ha manifestado eternalmente en tres personas divinas: Padre, Hijo
y Espíritu Santo. La trinidad, esencia de la Deidad, es co-eterna en su ser, co-identica en
naturaleza, co-igual en poder y gloria, poseyente de los mismos atributos y perfecciones
(Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:6; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14).
Creemos que nuestro Señor Jesucristo es verdadero Dios (Isaías 9:6; Hebreos 1:8; 1 Juan 5:20) y
verdadero hombre (Romanos 9:5; 1 Timoteo 2:5 Juan 1:1,14). Jesucristo nació sin pecado por
intervención y genio del Espíritu Santo (Mateo 1:20), de la virgen María (Mateo 1:21-25). Por
cuanto poseía una naturaleza libre de manchas, vivió una vida inmaculada exenta de toda falta
(Filipenses 2:6-8; 1 Juan 3:5). El Señor Jesucristo ofrendó su vida intachable sobre el altar de la
cruz en holocausto supremo, fragancia de olor suave a Jehová, todo por causa de los pecados
nuestros.
Creemos en la resurrección corporal de Jesucristo y en su ascensión a la diestra de la Majestad en
las alturas (Hebreos 1:3). Sólo Jesucristo es nuestro Sumo Pontífice (Hebreos 8:1) y Abogado (1
Juan 2:1).
Creemos que el hombre existe en estado de total depravación (Isaías 1:4-6; Génesis 6:5; Salmos
51:5). Que si bien fue originalmente creado a la imagen de Dios, heredó la naturaleza pecaminosa
introducida con la caída en el Jardín del Edén (Génesis 3; Romanos 3:10-18, 23). Creemos que el
pecador sin arrepentimiento está irremediablemente perdido (Lucas 13:3; Romanos 2:5) y que es
totalmente inhábil para salvarse haciendo todo el bien que pueda, o por cualquier otro medio (Juan
14:6; Hechos 4:12; Lucas 19:10). Para salvarse el hombre necesita desesperadamente arrepentirse
de sus pecados y recibir por fe al Salvador Jesucristo (Hechos 20:21; Juan 1:12).
Creemos que la salvación es un don (regalo) de Dios (Romanos 5:15; 6:23; Tito 3:5) que se obtiene
por sólo recibirla de Sus manos por la fe (Efesios 2:8-9), sin tratar de añadir obras meritorias de
nuestra parte. Creemos en el poder y la toda suficiencia de la sangre de Jesucristo derramada en el
Gólgota para la limpieza cabal y el perdón absoluto del pecador (Efesios 1:7; Hebreos 10:11-14; 1
Pedro 1:18-19; 1 Juan 1:7), y en su gloriosa resurrección para declarar al hombre justo ante Dios
(Romanos 4:25).
Creemos sin embargo que las buenas obras deben adornar constantemente la vida del cristiano. Si
bien éste no se gana la salvación haciendo buenas obras, urge que demuestre mediante sus buenas
obras la salvación que ya tiene. La Escritura enseña inequívocamente que el cristiano fue "creado en
Cristo Jesús para (no por) buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10; ). Tito 3:8,14 exhorta dos veces al cristiano a "ocuparse" en
buenas obras; en el 2:7 dice que debemos ser "ejemplo" de buenas obras; en el 2:14 describe a la
iglesia como un pueblo"celoso" de buenas obras. Colosenses 1:10 dice que debemos "llevar fruto
en toda buena obra". El Señor nos salva por gracia, y nos recompensará por las obras (Romanos
2:6-11).
Se concluye, entonces, que el creyente en Jesucristo no hace buenas obras como moneda de trueque
para adquirir (comprar) su salvación, sino que las exhibe en su vida y conducta, espontáneamente,
como resultado inevitable y gozoso de la salvación que ya ha experimentado. La salvación por fe en
Jesucristo siendo una experiencia eminentemente subjetiva o invisible, se hace objetiva o visible,
mediante las buenas obras. Creemos que es en esta venia que el apóstol Santiago dice que la "fe, si
no tiene obras, es muerta en sí misma" (2:17). A lo que también añade: "Muéstrame tu fe sin tus
obras, (un imposible) y yo te mostraré mi fe por mis obras" (2:18).
Creemos que todos los que reciben por fe al Señor Jesucristo "nacen" en la familia de Dios por
operación milagrosa o regeneradora del Espíritu Santo (Juan 3:3; I Juan 5:1; Gálatas 3:26). El
soberano Espíritu de Dios "bautiza" al creyente en "un Cuerpo", la iglesia (1 Corintios 12:13); lo
"habita" (Romanos 8:9,11); lo "sella" hasta el día de la redención (Efesios 1:13-14); y también lo
"llena" en la medida y proporción en que el creyente se rinde al Espíritu de Gracia (Efesios 3:19;
5:18).
Creemos que Jesucristo es el Señor y Cabeza exclusiva de la Iglesia (Efesios 1:22-23; Colosenses
1:18). Esto a pesar de lo que pueda creerse el papa, el "oráculo viviente" de los SUD, o de lo que
arbitrariamente practiquen algunos pastores protestantes.
Creemos que la iglesia primitiva se reunía para adorar, instruirse en la fe y estimularse al amor y a
las buenas obras (Hebreos 10:24). Para tal fin "perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42). Este debe
ser el incambiable patrón que caracterice a la iglesia en el día presente.
Creemos que la iglesia no es una organización sino un organismo viviente (Romanos 12:4-5; 1
Corintios 12:12-27), que no es un edificio material hecho de madera o cemento (1 Pedro 2:5) sino
un compañerismo espiritual entre los que han alcanzado fe preciosa. La iglesia está en el mundo
como testigo de su Cabeza, Jesucristo (Hechos 1:8), y debe estar continuamente ocupada en hacer
Su nombre conocido a los perdidos y sirviendo de oasis a aquellos a quienes Cristo ha recibido
(Romanos 15:7).
Creemos que es impropio para la mujer cristiana ejercer autoridad o liderazgo sobre el hombre en eL ejercicio de la oración pública, la predicación, y las enseñanzas en los cultos mixtos de la iglesia (1 Corintios 14:34,35; 1 Timoteo 2:11-12), en los cuales deberá aparecer con la cabeza cubierta (1 Corintios 11:1-16). Creemos que en la vida matrimonial tampoco la mujer debe asumir el liderazgo en lo referente a la conducción de los asuntos del hogar y de la familia (Efesios 5:22-24).
Creemos que el Señor Jesucristo regresará al aire (espacio) para llevar allí a los suyos. Será un
acto privado y exclusivo en el que participará sólo la iglesia (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-52; 1
Tesalonicenses 4:13-17). Este evento es inminente (puede ocurrir en cualquier momento), y a esto
llamamos EL Rapto. Este arrebatamiento a las nubes tendrá efecto antes de la Gran Tribulación
(Apocalipsis 3:10; Romanos 8:1; Lucas 21:36; 2 Tesalonicenses 2:1-10).
Creemos que Jesucristo regresará también a la tierra en un acto público a juzgar a los vivos y a los
muertos que por elección propia se quedaron al margen de la iglesia (2 Timoteo 4:1). A este
aspecto de su regreso llamamos La Manifestación "con grande poder y gloria" (Mateo 24:30) y
será personal, visible, audible y palpable a toda la humanidad irredenta (Zacarías 14:4; Apocalipsis
1:7). La Manifestación no tendrá efecto sin que antes "venga la apostasía, y se manifieste el
hombre de pecado, el hijo de perdición" (2 Tesalonicenses 2:3). Luego de su manifestación
Jesucristo establecerá sobre la tierra su Reino de paz (Isaías 2:3-4; Miqueas 4:3), justicia social
(Isaías 11:3-5), y abundancia económica (Miqueas 4:4; Isaías 30:23-25; 35:1-2,7; Amós 9:13-14)
por mil años (Apocalipsis 20:4-6).
Creemos en la resurrección corporal de los justos y de los injustos. Creemos en la bienaventuranza
eterna de los salvos y en el castigo eterno y consciente de los perdidos (Mateo 25:46; Juan 5:28-29;
Apocalipsis 20:5-6,11-15; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:13-17).
Creemos que en el momento del Rapto habrá una resurrección primera: la de los cristianos. Después
del Milenio habrá una postrer resurrección que culminará con el Juicio Final de los perdidos. En
este Juicio Ultimo se fallará que los perdidos sean "lanzados al lago de fuego y azufre, que es la
muerte segunda" (Apocalipsis 20: 11-15). Estos pasarán la eternidad "excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder" (2 Tesalonicenses 1:6-10).
Por tanto, creemos que es urgente que todo pecador se arrepienta ahora mientras hay tiempo (2
Corintios 6:2; Hechos 3:19) y reciba por fe a Jesucristo como Señor y Salvador (Hechos 20:21;
Juan 1:12).
¿Lo ha hecho usted?
¿Por qué no lo hace en estos mismos momentos?
Ponga aparte este librito, arrodíllese en cuerpo y encórvese en espíritu ante el Juez de toda la tierra.
Invóquele en alta voz con toda sinceridad. Dígale las siguientes palabras (u otras similares):
"Dios, estoy perdido y lo sé. Soy un miserable pecador y todo lo que merezco es la condenación
eterna. Te doy gracias que me has amado. Gracias por demostrar tu interés en salvarme enviando
a tu Hijo Jesucristo a morir en la cruz por mí. Padre santo, me duele haberte ofendido por tanto
tiempo. Me arrepiento de todos mis pecados y de ahora en adelante deseo separarme de ellos para vivir una vida consagrada a ti. Acepto en mi corazón a tu Hijo Jesucristo como mi única esperanza
y garantía de salvación. Señor Jesucristo, a ti entrego el altar de mi corazón y en tus manos pongo
el timón de mi vida. Entra en mi corazón, límpialo con tu purísima sangre, haz en él tu morada,
transfórmame, regenérame, hazme una nueva criatura, y dame las fuerzas para seguirte siempre y
para serte fiel. Amén."
Si ha hecho de todo corazón esta oración y desea más ayuda espiritual, escríbanos hoy mismo a la
dirección de contacto que aparece al principio de este librito.
Afirmación de fe
Creemos que las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) son inspiradas por Dios y
están exentas de error en sus documentos originales (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21).
Creemos que revelan adecuadamente la mente de Dios y su voluntad para con el hombre (Salmos
119:130).
Creemos que son la guía infalible y todo suficiente para que el hombre entienda y encuentre el
camino de la salvación (Salmos 119:105; 2:Timoteo 3:15), y para que aprenda a adorar a Dios
correctamente (Juan 4:22-24), y a vivir en amor en este mundo (Efesios 5:1-2) desplegando una
conducta piadosa (Tito 2:11-12).
Creemos en un solo Dios verdadero, infinitamente perfecto, creador de todo lo existente. Nuestro
Dios tiene existencia propia y se ha manifestado eternalmente en tres personas divinas: Padre, Hijo
y Espíritu Santo. La trinidad, esencia de la Deidad, es co-eterna en su ser, co-identica en
naturaleza, co-igual en poder y gloria, poseyente de los mismos atributos y perfecciones
(Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:6; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14).
Creemos que nuestro Señor Jesucristo es verdadero Dios (Isaías 9:6; Hebreos 1:8; 1 Juan 5:20) y
verdadero hombre (Romanos 9:5; 1 Timoteo 2:5 Juan 1:1,14). Jesucristo nació sin pecado por
intervención y genio del Espíritu Santo (Mateo 1:20), de la virgen María (Mateo 1:21-25). Por
cuanto poseía una naturaleza libre de manchas, vivió una vida inmaculada exenta de toda falta
(Filipenses 2:6-8; 1 Juan 3:5). El Señor Jesucristo ofrendó su vida intachable sobre el altar de la
cruz en holocausto supremo, fragancia de olor suave a Jehová, todo por causa de los pecados
nuestros.
Creemos en la resurrección corporal de Jesucristo y en su ascensión a la diestra de la Majestad en
las alturas (Hebreos 1:3). Sólo Jesucristo es nuestro Sumo Pontífice (Hebreos 8:1) y Abogado (1
Juan 2:1).
Creemos que el hombre existe en estado de total depravación (Isaías 1:4-6; Génesis 6:5; Salmos
51:5). Que si bien fue originalmente creado a la imagen de Dios, heredó la naturaleza pecaminosa
introducida con la caída en el Jardín del Edén (Génesis 3; Romanos 3:10-18, 23). Creemos que el
pecador sin arrepentimiento está irremediablemente perdido (Lucas 13:3; Romanos 2:5) y que es
totalmente inhábil para salvarse haciendo todo el bien que pueda, o por cualquier otro medio (Juan
14:6; Hechos 4:12; Lucas 19:10). Para salvarse el hombre necesita desesperadamente arrepentirse
de sus pecados y recibir por fe al Salvador Jesucristo (Hechos 20:21; Juan 1:12).
Creemos que la salvación es un don (regalo) de Dios (Romanos 5:15; 6:23; Tito 3:5) que se obtiene
por sólo recibirla de Sus manos por la fe (Efesios 2:8-9), sin tratar de añadir obras meritorias de
nuestra parte. Creemos en el poder y la toda suficiencia de la sangre de Jesucristo derramada en el
Gólgota para la limpieza cabal y el perdón absoluto del pecador (Efesios 1:7; Hebreos 10:11-14; 1
Pedro 1:18-19; 1 Juan 1:7), y en su gloriosa resurrección para declarar al hombre justo ante Dios
(Romanos 4:25).
Creemos sin embargo que las buenas obras deben adornar constantemente la vida del cristiano. Si
bien éste no se gana la salvación haciendo buenas obras, urge que demuestre mediante sus buenas
obras la salvación que ya tiene. La Escritura enseña inequívocamente que el cristiano fue "creado en
Cristo Jesús para (no por) buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10; ). Tito 3:8,14 exhorta dos veces al cristiano a "ocuparse" en
buenas obras; en el 2:7 dice que debemos ser "ejemplo" de buenas obras; en el 2:14 describe a la
iglesia como un pueblo"celoso" de buenas obras. Colosenses 1:10 dice que debemos "llevar fruto
en toda buena obra". El Señor nos salva por gracia, y nos recompensará por las obras (Romanos
2:6-11).
Se concluye, entonces, que el creyente en Jesucristo no hace buenas obras como moneda de trueque
para adquirir (comprar) su salvación, sino que las exhibe en su vida y conducta, espontáneamente,
como resultado inevitable y gozoso de la salvación que ya ha experimentado. La salvación por fe en
Jesucristo siendo una experiencia eminentemente subjetiva o invisible, se hace objetiva o visible,
mediante las buenas obras. Creemos que es en esta venia que el apóstol Santiago dice que la "fe, si
no tiene obras, es muerta en sí misma" (2:17). A lo que también añade: "Muéstrame tu fe sin tus
obras, (un imposible) y yo te mostraré mi fe por mis obras" (2:18).
Creemos que todos los que reciben por fe al Señor Jesucristo "nacen" en la familia de Dios por
operación milagrosa o regeneradora del Espíritu Santo (Juan 3:3; I Juan 5:1; Gálatas 3:26). El
soberano Espíritu de Dios "bautiza" al creyente en "un Cuerpo", la iglesia (1 Corintios 12:13); lo
"habita" (Romanos 8:9,11); lo "sella" hasta el día de la redención (Efesios 1:13-14); y también lo
"llena" en la medida y proporción en que el creyente se rinde al Espíritu de Gracia (Efesios 3:19;
5:18).
Creemos que Jesucristo es el Señor y Cabeza exclusiva de la Iglesia (Efesios 1:22-23; Colosenses
1:18). Esto a pesar de lo que pueda creerse el papa, el "oráculo viviente" de los SUD, o de lo que
arbitrariamente practiquen algunos pastores protestantes.
Creemos que la iglesia primitiva se reunía para adorar, instruirse en la fe y estimularse al amor y a
las buenas obras (Hebreos 10:24). Para tal fin "perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42). Este debe
ser el incambiable patrón que caracterice a la iglesia en el día presente.
Creemos que la iglesia no es una organización sino un organismo viviente (Romanos 12:4-5; 1
Corintios 12:12-27), que no es un edificio material hecho de madera o cemento (1 Pedro 2:5) sino
un compañerismo espiritual entre los que han alcanzado fe preciosa. La iglesia está en el mundo
como testigo de su Cabeza, Jesucristo (Hechos 1:8), y debe estar continuamente ocupada en hacer
Su nombre conocido a los perdidos y sirviendo de oasis a aquellos a quienes Cristo ha recibido
(Romanos 15:7).
Creemos que es impropio para la mujer cristiana ejercer autoridad o liderazgo sobre el hombre en eL ejercicio de la oración pública, la predicación, y las enseñanzas en los cultos mixtos de la iglesia (1 Corintios 14:34,35; 1 Timoteo 2:11-12), en los cuales deberá aparecer con la cabeza cubierta (1 Corintios 11:1-16). Creemos que en la vida matrimonial tampoco la mujer debe asumir el liderazgo en lo referente a la conducción de los asuntos del hogar y de la familia (Efesios 5:22-24).
Creemos que el Señor Jesucristo regresará al aire (espacio) para llevar allí a los suyos. Será un
acto privado y exclusivo en el que participará sólo la iglesia (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-52; 1
Tesalonicenses 4:13-17). Este evento es inminente (puede ocurrir en cualquier momento), y a esto
llamamos EL Rapto. Este arrebatamiento a las nubes tendrá efecto antes de la Gran Tribulación
(Apocalipsis 3:10; Romanos 8:1; Lucas 21:36; 2 Tesalonicenses 2:1-10).
Creemos que Jesucristo regresará también a la tierra en un acto público a juzgar a los vivos y a los
muertos que por elección propia se quedaron al margen de la iglesia (2 Timoteo 4:1). A este
aspecto de su regreso llamamos La Manifestación "con grande poder y gloria" (Mateo 24:30) y
será personal, visible, audible y palpable a toda la humanidad irredenta (Zacarías 14:4; Apocalipsis
1:7). La Manifestación no tendrá efecto sin que antes "venga la apostasía, y se manifieste el
hombre de pecado, el hijo de perdición" (2 Tesalonicenses 2:3). Luego de su manifestación
Jesucristo establecerá sobre la tierra su Reino de paz (Isaías 2:3-4; Miqueas 4:3), justicia social
(Isaías 11:3-5), y abundancia económica (Miqueas 4:4; Isaías 30:23-25; 35:1-2,7; Amós 9:13-14)
por mil años (Apocalipsis 20:4-6).
Creemos en la resurrección corporal de los justos y de los injustos. Creemos en la bienaventuranza
eterna de los salvos y en el castigo eterno y consciente de los perdidos (Mateo 25:46; Juan 5:28-29;
Apocalipsis 20:5-6,11-15; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:13-17).
Creemos que en el momento del Rapto habrá una resurrección primera: la de los cristianos. Después
del Milenio habrá una postrer resurrección que culminará con el Juicio Final de los perdidos. En
este Juicio Ultimo se fallará que los perdidos sean "lanzados al lago de fuego y azufre, que es la
muerte segunda" (Apocalipsis 20: 11-15). Estos pasarán la eternidad "excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder" (2 Tesalonicenses 1:6-10).
Por tanto, creemos que es urgente que todo pecador se arrepienta ahora mientras hay tiempo (2
Corintios 6:2; Hechos 3:19) y reciba por fe a Jesucristo como Señor y Salvador (Hechos 20:21;
Juan 1:12).
¿Lo ha hecho usted?
¿Por qué no lo hace en estos mismos momentos?
Ponga aparte este librito, arrodíllese en cuerpo y encórvese en espíritu ante el Juez de toda la tierra.
Invóquele en alta voz con toda sinceridad. Dígale las siguientes palabras (u otras similares):
"Dios, estoy perdido y lo sé. Soy un miserable pecador y todo lo que merezco es la condenación
eterna. Te doy gracias que me has amado. Gracias por demostrar tu interés en salvarme enviando
a tu Hijo Jesucristo a morir en la cruz por mí. Padre santo, me duele haberte ofendido por tanto
tiempo. Me arrepiento de todos mis pecados y de ahora en adelante deseo separarme de ellos para vivir una vida consagrada a ti. Acepto en mi corazón a tu Hijo Jesucristo como mi única esperanza
y garantía de salvación. Señor Jesucristo, a ti entrego el altar de mi corazón y en tus manos pongo
el timón de mi vida. Entra en mi corazón, límpialo con tu purísima sangre, haz en él tu morada,
transfórmame, regenérame, hazme una nueva criatura, y dame las fuerzas para seguirte siempre y
para serte fiel. Amén."
Si ha hecho de todo corazón esta oración y desea más ayuda espiritual, escríbanos hoy mismo a la
dirección de contacto que aparece al principio de este librito.
APÉNDICE B
Apéndice B:
Direcciones útiles donde adquirir buen material:
Los Fabricantes de Dioses
por Ed Decker y David Hunt
Editorial Betania
5541 N. W. 82nd Ave.
Miami, FL 33166, USA
Los Mormones: Sus Doctrinas y Errores
por Floyd McElveen
Plagios de la Religión Cristiana
por J. K. Van Baalen
Editorial CLIE
P. O. Box 8337
Fort Lauderdale, FL 33310, USA
El Mormonismo
Por A. A. Hoekma
Editorial T. E. L. L.
P. O. Box 6219
Grand Rapids, MI 49506, USA
El Mormonismo ¿Revelación Divina o Invención Humana?
por Domingo Fernández
El Mormonismo Refutado
por Jay Jacobson
Los Mormones: Sus Doctrinas Refutadas a la luz de la Biblia
por M. C. Cowan
Guía Para El Obrero Cristiano
por Adolfo Robleto
Casa Bautista de Publicaciones Box 4255
El Paso, Texas 79914, USA
Pedidos en EU llamada gratis 1-800-755-5958
Del exterior: (1915) 566-9656 - Fax (1915) 565-9008
Las obras arriba mencionadas pueden adquirirse o encargarse en una librería evangélica local o
pedirse directamente a los editoriales que los publican. NO SON GRATIS. La lista que hemos
ofrecido es sólo parcial e inicial. Incluimos en ella la información que teníamos al momento de
imprimir este librito. Sin dudas que hay otras obras sobre el mormonismo que inadvertidamente
hemos omitido pero que también le sería provechoso consultar.
Direcciones útiles donde adquirir buen material:
Los Fabricantes de Dioses
por Ed Decker y David Hunt
Editorial Betania
5541 N. W. 82nd Ave.
Miami, FL 33166, USA
Los Mormones: Sus Doctrinas y Errores
por Floyd McElveen
Plagios de la Religión Cristiana
por J. K. Van Baalen
Editorial CLIE
P. O. Box 8337
Fort Lauderdale, FL 33310, USA
El Mormonismo
Por A. A. Hoekma
Editorial T. E. L. L.
P. O. Box 6219
Grand Rapids, MI 49506, USA
El Mormonismo ¿Revelación Divina o Invención Humana?
por Domingo Fernández
El Mormonismo Refutado
por Jay Jacobson
Los Mormones: Sus Doctrinas Refutadas a la luz de la Biblia
por M. C. Cowan
Guía Para El Obrero Cristiano
por Adolfo Robleto
Casa Bautista de Publicaciones Box 4255
El Paso, Texas 79914, USA
Pedidos en EU llamada gratis 1-800-755-5958
Del exterior: (1915) 566-9656 - Fax (1915) 565-9008
Las obras arriba mencionadas pueden adquirirse o encargarse en una librería evangélica local o
pedirse directamente a los editoriales que los publican. NO SON GRATIS. La lista que hemos
ofrecido es sólo parcial e inicial. Incluimos en ella la información que teníamos al momento de
imprimir este librito. Sin dudas que hay otras obras sobre el mormonismo que inadvertidamente
hemos omitido pero que también le sería provechoso consultar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)